Queridos amigos,
A veces las noticias llegan desde muy cerca de casa, esta semana informamos sobre el cierre de la animada escena de vendedores ambulantes en Corona Plaza. Muchos de nosotros, recordamos nuestra visita más reciente a este mercado informal al aire libre, que creció como un jardín de bienvenida durante la pandemia. Instamos a todos nuestros lectores a firmar la petición apoyando la lucha de los vendedores locales que están amenazados con perder sus ingresos y su comunidad. También lo alentamos a hacer circular este boletín entre vecinos, compañeros de trabajo y organizaciones políticas y religiosas que puedan ofrecer solidaridad social.
Nota: El boletín de JHISN también está disponible en español en nuestro sitio web. Comparte el enlace!
Aspectos destacados del boletín:
- La policía del Departamento de Sanidad desalojó a los vendedores ambulantes en Corona
1. Adams Traiciona a los Vendedores de Corona Plaza
“¡Somos fundamentales para la economía de Corona, Queens, y debemos ser escuchados y respetados!”—Asociación de Vendedores Ambulantes de Corona Plaza
La guerra contra los vendedores ambulantes ha llegado a Corona Plaza. Siguiendo el mismo guión que utilizó recientemente en Flushing, el alcalde Eric Adams recorrió la plaza y afirmó estar consternado por la “venta ilegal y el servicio peligroso de comida”. Poco después, el 27 y 28 de julio, la Policía del Departamento de Sanidad recorrió la Plaza, repartiendo multas por hasta 1.000 dólares, llevándose suministros y confiscando carritos de venta, y eliminando a más de 80 vendedores. Hoy en día, en lugar del colorido, vibrante y familiar mercado que ofertaba comida y artesanías económicas de Ecuador y México, los trabajadores y miembros de la comunidad que regresan a Corona encuentran en su mayor parte solo concreto feo y blanco. Lo único que queda son unos pocos carritos de comida solitarios que tienen la suerte de poseer las escasas licencias de la municipalidad. Al igual que en Flushing, las manifestaciones a favor y en contra de la represión han atraído políticos de ambos lados y un duelo de peticiones, mientras los vendedores, en su mayoría mujeres inmigrantes, luchan por encontrar una manera de cubrir sus gastos.
Los lectores del boletín de JHISN ya son conscientes de la lucha actual de los vendedores ambulantes de la ciudad para mantener su sustento frente a los ataques y las dobleces de la administración Adams. En Julio pasado, informamos que Adams había adoptado las recomendaciones de una nueva Junta Asesora de Vendedores Ambulantes (SVAB). La SVAB, el Concejo Municipal y Adams acordaron reducir la aplicación de sanciones y emitir más licencias para carritos de comida. En Noviembre, escribimos sobre Adams rompiendo estas promesas. Las licencias de carritos se retrasaron mientras la emisión de multas a los vendedores continuó intensificándose. En Abril, publicamos un artículo sobre la eliminación de los vendedores ambulantes de Flushing por parte del Municipio. Desde entonces, la municipalidad ha desalojado a los ambulantes en Sunset Park y al barrio chino de Elmhurst. La policía continúa acosando a los vendedores de churros en la Estación de la Calle 74 y Avenida Roosevelt.
La venta ambulante en Corona Plaza refleja una tendencia en toda la ciudad. Cuando miles de empleos ocupados por trabajadores migrantes desaparecieron a principios de la pandemia, la venta ambulante se triplicó. Recientemente, ha habido otra ola de vendedores, incluidos nuevos solicitantes de asilo que no pueden obtener documentos de trabajo. (Una manifestación de esta tendencia es el aumento de mujeres y niños migrantes vendiendo dulces en las estaciones del tren). Corona Plaza, un espacio anteriormente subutilizado cerca a una concurrida estación del tren 7, ofreció un rayo de esperanza para los vendedores inmigrantes. Se convirtió en una especie de feria callejera de la clase trabajadora, ampliamente conocida por la variedad y autenticidad de su comida. Atrajo no sólo a los lugareños sino también a visitantes de todo Nueva York y a turistas. El crítico gastronómico del NY Times lo nombró uno de los mejores lugares para comer en la ciudad en el 2023. Según el Proyecto de Vendedores Ambulantes (Street Vendor Project), aproximadamente 100 familias pasaron a depender de las ventas en la Plaza para obtener ingresos. Ellos pagaron impuestos sustanciales, crearon nuevos puestos de trabajo y construyeron una base fija de clientes.
Con el tiempo, algunas partes de la Plaza se llenaron de gente y hubo verdaderos problemas con la basura. Pero los vendedores trabajaron diligentemente con las agencias de la ciudad para abordar estos problemas. Operando con voluntarios a través de El Grupo de Trabajo de Corona Plaza, organizaron una organización sin fines de lucro 501c, y establecieron reglas para la venta, agregaron contenedores de basura, coordinaron limpiezas y organizaron eventos culturales. Pensaron que tenían un acuerdo informal con el municipio mientras buscaban una solución permanente. Así que la decisión de la administración Adams de desalojar repentinamente a los vendedores de la Plaza los tomó por sorpresa.
Varios empresarios, políticos y residentes de Corona se alegraron de que los vendedores fueran desalojados. Por ejemplo, algunos propietarios de restaurantes locales ven a los vendedores de comida como competidores que no pagan alquiler. Luis Tacuri, que dirige un restaurante ecuatoriano cercano, vió con agrado el desalojo municipal de vendedores de comida. Aún así, admitió, “las sanciones han hecho poco para redirigir a los clientes hacia él, ya que no ha visto muchos cambios en su propio negocio”. De hecho, la Plaza ahora está casi vacía.
Una campaña anti-ambulantes más concertada se centró en la oficina del concejal del Distrito 21, Francisco Moya, quien ha trabajado estrechamente con Adams en el pasado. “Merecemos calles limpias. Merecemos calles seguras”, insistió Moya en TV, asegurando que recibió 20 quejas por semana sobre Corona Plaza. Pero las denuncias dirigidas a Moya (y a los medios) a menudo intentaban vincular la venta de alimentos con asuntos no relacionadas como salones de masajes en la Ave. Roosevelt o venta ilegal de drogas que ocurrían fuera del área de comida. El pánico moral fue calibrado para apelar al reflejo de “ley y orden” de la administración Adams. Un voluntario de la iglesia local, Douglas Weidner, dijo al LIC Post que, por las noches, la Plaza se había convertido en “el patio del diablo”.
Sorprendentemente, recientemente se ha revelado que un “Oficial de Coordinación Vecinal” de la Comisaría 110 del Departamento de Policía de Nueva York, que se supone que es un enlace neutral, ayudó a organizar la oposición a los vendedores. El Proyecto de Vendedores Ambulantes ha presentado una queja ante la Junta de Revisión de Quejas Civiles.
Varios activistas progresistas vinculan el coro de “calles limpias, calles seguras” de Moya con su promoción de rezonificación y desarrollo inmobiliario, incluido su apoyo decisivo al Flushing Waterfront District y al Proyecto de Reurbanización de Willets Point, ambos justo calles más abajo de Corona Plaza. Ellos acusan a Moya de incentivar la especulación y gentrificación del sector inmobiliario en uno de los distritos más pobres de la ciudad. Anuncios pagados por un súper PAC de bienes raíces respaldó la reciente reelección de Moya y lo elogió por “liderar el impulso para reconstruir Willets Point”, un proceso que ha resultado en la pérdida de miles de trabajos de inmigrantes.
Los vendedores ambulantes de Corona Plaza están luchando por encontrar una manera de restablecer sus medios de vida. A largo plazo, esperan un “acuerdo de concesión” patrocinado por el Departamento de Transporte (DOT), propietario de la Plaza. Una empresa sin fines de lucro sería responsable de hacer cumplir las regulaciones de la ciudad. Las licencias de carritos, casi imposibles de conseguir, no serían necesarias en virtud de dicho acuerdo. Este es un concepto iniciado en Fordham Plaza, cuando el Mercado Nocturno del Bronx fue fundado en 2018. Pero el DOT dice que pasarán aún varios meses para lanzar una solicitud de propuestas para que una empresa administre Corona Plaza. Mientras tanto, ¿cómo sobrevivirán los ambulantes?
En una reciente editorial, la senadora estatal Jessica Ramos y el presidente del condado de Queens, Donovan Richards, argumentan:
Hay una falsa elección que se cierne sobre Corona Plaza. Un creciente discurso en torno a la venta ambulante, ha creado la impresión de que tenemos que elegir entre las personas adecuadas para ganarse la vida honestamente, y el derecho a un espacio público limpio y seguro. Pero ambas cosas deberían –y pueden– ser ciertas.
¿QUÉ PODEMOS HACER?
- Firme la petición online de los vendedores de Corona Plaza o en persona. (La versión en papel ya tiene más de 10.000 firmas.)
- Si puedes, considera donar al Proyecto de vendedores ambulantes.
En solidaridad y con cuidado colectivo,
Red de Solidaridad con Inmigrantes de Jackson Heights (JHISN)
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