Boletin de JHISN 11/03/2023

Queridos amigos,

 Si bien no apareció en muchos titulares esta semana, cientos de trabajadores excluidos marcharon a través del puente de Manhattan el lunes, exigiendo el presupuesto estatal para el fondo de asistencia por desempleo para todos los trabajadores, incluidos los inmigrantes indocumentados. Nuestro primer artículo nos habla de una historia poco cubierta: el reciente desafío legal a los nuevos mapas distritales de la ciudad, que dividieron a la vibrante comunidad Sud-Asiática del lado sur de Queens en tres distritos separados. Nuestro segundo artículo profundiza en una noticia sobre inmigración que, por el momento, está recibiendo mucha atención: la sistemática explotación laboral de niños migrantes no acompañados.

Puntos destacados del boletín:

  1. Los nuevos mapas del Municipio privan de sus derechos a los asiáticos en Queens
  2. Niños migrantes empujados hacia trabajos de explotación

1. Demanda Impugna la Redistribución de Distritos del Concejo Municipal

“A pesar de las protecciones de la Carta Magna de la Ciudad de Nueva York y nuestras advertencias a lo largo del proceso de redistribución de distritos, el mapa del consejo dividió a la comunidad y silenció sus voces, continuando la dolorosa historia de nuestra ciudad de dividir, marginar y privar de derechos a las comunidades de color.Jerry Vattamala, Director del Programa de Democracia de la AALDEF

El fin de semana pasado, justo antes de que comenzara el proceso de petición para las elecciones primarias del Concejo Municipal de Nueva York en junio, muchos concejales electos de Queens marcharon por Skillman Avenue en el desfile de San Patricio para Todos. Celebrando la inclusión que existe en Queens, ellos caminaron en el desfile de Sunnyside que se creó hace 23 años en respuesta al desfile del Día de San Patricio en Manhattan que negó la entrada a los manifestantes LGBTQ+. La congresista Grace Meng recordó a la multitud de Queens que los irlandeses que llegaron como refugiados no siempre fueron recibidos con los brazos abiertos, ni con leyes y políticas equitativas. Y la concejala Marjorie Velázquez levantó los aplausos de la multitud cuando dijo: “Los inmigrantes hacen a los Estados Unidos, Estados Unidos”.

Los elegidos al Concejo Municipal que estaban marchando podrian tener un obstáculo adicional que superar este año: la solicitud de las primarias puede ser retrasado por una demanda presentada por Asian American Legal Defense and Education Fund (AALDEF), en nombre de los miembros de la comunidad Sud-Asiatica,y por DRUM (Desis, Raising and Moving), nuestra organización barrial de trabajadores inmigrantes. Los cargos de la demanda señalan que las decisiones de redistribución de los distritos del 2022 “separaron ilegalmente a la comunidad Asiática” al desmembrar el sur de Queens y “diluir la fuerza de votación de la comunidad”. La demanda exige modificar los mapas municipales alterados para crear un nuevo “distrito de oportunidades”, para los votantes asiático-estadounidenses en las áreas de Richmond Hill y Ozone Park, Queens, y que se detenga el inicio de las peticiones hasta que se resuelvan los límites del distrito. La Juez Leslie Stroth dictaminó una audiencia para la semana pasada, y luego se recusó del caso porque ella también se presenta a las elecciones como candidata a la Corte Suprema.

Esta demanda sigue a debates sustanciales que comenzaron en noviembre del 2021, sobre mapas de redistribución de distritos que produjeron distritos electorales, en donde se disminuye de manera notoria la fuerza de las comunidades y de los votantes Afroamericanos, Asiáticos y Latinos. La Carta Magna de la Ciudad de Nueva York dice, que los planes de redistribución de distritos deben garantizar “la representación justa y efectiva de los grupos minoritarios raciales y lingüísticos en la Ciudad de Nueva York”, protegido por la Ley de Derechos Electorales de los Estados Unidos de 1965. Sin embargo, como lo señaló  Fulvia Vargas-De León, una abogada de Latino Justice: “La redistribución de distritos suele ser una forma silenciosa de suprimir el voto”.

Esto no es un problema nuevo. Hace treinta años se formó una coalición para crear distritos que reflejaran con precisión los cambios demográficos en las poblaciones de Nueva York: el resultado fue un conjunto de “Mapas de Unidad”. Ahora, Muchas organizaciones de defensa de los inmigrantes, incluido AALDEF, apoyaron estos Mapas de Unidad y los presentaron a la Comisión Independiente de Redistribución de Distritos (IRC) como ejemplos de cómo la redistribución de distritos podría ser no partidista y ser un reflejo fiel de las poblaciones minoritarias en esas áreas. DRUM creó una serie de cabildos públicos con la APA Voice (Estadounidenses de Asia del Pacífico votando y organizándose para aumentar el Compromiso Cívico), South Queens Women’s March, y Caribbean Equality Project, para oponerse a la redistribución de distritos que dividió a las comunidades de Richmond Hill y Ozone Park. Según Patrick Stegemoeller, abogado del grupo de AALDEF, Los mapas de Unidad fueron “ignorados, a favor de un plan final que dio prioridad a las comunidades circundantes de mayoría blanca”.

Esta no es la primera demanda para este ciclo electoral: la Ley Nuestra Ciudad Nuestro Voto, que permite que 800,000 inmigrantes elegibles voten en las elecciones municipales, fue aprobada por los votantes de la ciudad de Nueva York en el 2022. Sin embargo, los demandantes en Staten Island alegaron que la ley fue “adoptada con una intención racial inadmisible”. Afirmaron que los votantes ciudadanos afroamericanos se verían afectados negativamente cuando votaran más “ciudadanos extranjeros latinos”: el juez Ralph Prozio de Staten Island estuvo de acuerdo y anuló la nueva ley. El gobierno de la ciudad está actualmente apelando esa sentencia y es poco probable que veamos ese caso resuelto para el ciclo electoral 2023.

¿QUÉ PODEMOS HACER?

2. Niños Migrantes No Acompañados: Solos y Explotados

Cuando la historia del New York Times sobre niños migrantes explotados fue lanzada el 2 de febrero, esta fue un bombazo. El Times informó que en los últimos dos años, 250,000 menores no acompañados han ingresado a los EEUU; muchos de ellos están “haciendo trabajos peligrosos que violan las leyes laborales, incluso en fábricas que fabrican productos para marcas conocidas”. Algunos trabajan en turnos de 12 o 14 horas, mientras continúan yendo a la escuela. Docenas han muerto o han resultado gravemente heridos en el trabajo. El desgarrador artículo del Times, basado en entrevistas y fotografías asombrosas de más de 100 niños trabajadores migrantes en 20 estados, ofreció a los lectores un testimonio emocional y causó una gran sensación política.

Al día siguiente, los legisladores en el Congreso estuvieron “clamando por acción.” El Departamento de Trabajo solemnemente ha declarado que “toma muy en serio estas flagrantes violaciones e investiga todas las denuncias de trabajo infantil que reciben y actúa para responsabilizar a los empleadores”. Prometieron un nuevo “Grupo de Trabajo Interinstitucional para Combatir la Explotación del Trabajo Infantil” y una serie de medidas burocráticas para reforzar las políticas de protección infantil y aplicación de la ley laboral.

Fue como si los políticos no supieran que estaba ocurriendo la explotación de los niños migrantes. Pero tan recientemente como el año pasado, Reuters publicó una serie de artículos sobre refugiados menores de edad que trabajan en la cadena de suministro de Hyundai-Kia y en fábricas avícolas. Y los defensores de justicia para los inmigrantes han estado urgentemente elevando su preocupación por los jóvenes refugiados durante años. Lo que la historia del Times ha logrado, fue dar a algunos de estos niños oprimidos un rostro y una voz. Que obligó a que el vergonzoso tratamiento a los menores no acompañados, formara parte de la corriente principal de la discusión política, al menos temporalmente.

Desde el punto de vista de los defensores de los inmigrantes, se destacan dos cuestiones. La primera es que el gobierno federal, bajo Biden, todavía está separando a los niños de sus familias en la frontera sur, aunque de nueva forma. Al rechazar a casi todos los refugiados adultos bajo diversos pretextos crueles, violando el derecho internacional, EEUU está obligando a las desesperadas familias de refugiados, a separarse y enviar a sus hijos al Norte solos, con la esperanza de que puedan sobrevivir y tal vez ayudar a la familia a sobrevivir económicamente. Este no es el carnaval abiertamente racista de los años de Trump, que a menudo se dirigía a los niños pequeños. Es más un montaje a sangre fría sin publicidad, que entrampa a refugiados adultos y niños pequeños en zonas de guerra o campamentos fétidos y peligrosos en México, mientras procesa rápidamente a preadolescentes y adolescentes para enviarlos a todo lo largo de los Estados Unidos.

El segundo problema es que el sistema de inmigración está efectivamente organizado para canalizar a los jóvenes solicitantes de asilo hacia la explotación laboral. El gobierno de los EEUU no solo falla en proporcionarles a estos niños un ingreso básico, representación legal o servicios después de que salen de la detención preliminar, pero tampoco sabe dónde están muchos de ellos. Estados y ciudades también hacen poco para ayudar. Es el patrocinador voluntario, a menudo un pariente lejano o un amigo de un amigo, quien se supone está para “Proporcionar el bienestar físico y mental del niño, incluidos, entre otros, alimentos, vivienda, ropa, educación, atención médica y otros servicios según sea necesario”. Pero esto no es realista. como lo revela el Times. La historia deja en claro que casi todas las personas dentro y alrededor del sistema que “procesa” a menores no acompañados esperan que los niños trabajen y lo tengan en cuenta en sus decisiones.

Los jóvenes que cruzan la frontera suelen estar desesperados por hacer dinero. Pueden deber miles de dólares a los contrabandistas que los trajeron aquí. Están arriesgando todo con el objetivo de enviar ayuda financiera a sus familias en peligro. Sus patrocinadores, que a menudo son personas de bajos ingresos, esperan que los niños que patrocinan contribuyan a su propio mantenimiento. Algunos patrocinadores trafican con el trabajo de los niños migrantes, tratándolo como un negocio. Por otro lado, a los solicitantes de asilo en edad escolar no se les permite trabajar legalmente debido a las leyes de “protección infantil”. Esta contradicción empuja a los menores dentro de una oscura economía y los deja a merced de los especuladores más inescrupulosos del capitalismo.

Y así, hay niños de trece años con identificaciones falsas lavando sábanas en los cuartos traseros de los hoteles, y niños de quince años exhaustos recogiendo tomates todo el día al sol o limpiando mataderos con químicos tóxicos toda la noche. Jóvenes adolescentes esperando en los sitios de recojo de jornaleros, compitiendo por el arduo trabajo de jornaleros en la construcción. Como la historia del Times continúa reverberando a nivel nacional, debemos ser conscientes de que miles de niños inmigrantes no acompañados viven y trabajan a nuestro alrededor en el estado de Nueva York. Y siempre debemos recordar la tragedia local de Edwin Ajacalón, quien emigró solo de Guatemala a Brooklyn  a la edad de 14 años. Edwin estaba montando su bicicleta de reparto en Brooklyn cuando fue atropellado por un veloz conductor que se dio a la fuga en un BMW en Noviembre del año pasado. Las esperanzas de toda una familia sufrieron un duro golpe con su muerte. El conductor nunca fue acusado.

¿QUÉ PODEMOS HACER?

En solidaridad y con cuidado colectivo,

Red de Solidaridad de Inmigrantes de Jackson Heights (JHISN)

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